Solidaridad cubana para todos: Canto a la esperanza

jueves, marzo 29, 2007

annis

Canto a la esperanza


Hoy se cumplen 17 años del Programa cubano de atención a niños de Chernobil, que ha acogido a miles de víctimas de aquella tragedia nuclear. Se trata de una página de amor, dedicación y humanismo, una fórmula por la vida


Estefanía Shablia, de ocho años, y Nastia Sachenko, de seis, dos pequeñas ucranianas de las últimas llegadas a Cuba para atenderse en Tarará, no habían nacido cuando se produjo la catástrofe nuclear de Chernobil.
Estefanía y Nastia, con tratamiento continuado y disfrute del Sol caribeñoen Tarará.
Sonrisa y optimismo tras el tratamiento en Tarará
Por su corta edad, no alcanzan a comprender en toda su dimensión el contenido humano, científico y amoroso, que aquí se les brinda.
Junto a ellas, está Valentina Marchenko, quien viajó por primera vez el 8 de marzo de 1993, "por un motivo muy triste", pues los diagnósticos que le habían dado en su país eran desesperanzadores. Padecía de linfoma Hogking.
Y explica: "Supimos que en Kiev consultaba un médico cubano y que en Cuba se atendían los casos. Claro, teníamos mucho miedo. Era muy lejos, como otro mundo para nosotros. Pero había que tomar una decisión, la vida o la muerte, y mi madre me trajo a este plan, donde nos recibieron con mucha amistad y atención".
Recuerda —y asoman lágrimas en sus ojos— que tuvo que estar cinco años en silla de ruedas.
En la segunda estancia, durante el año 1999, después del tratamiento, presentó necrosis de las caderas. "Fui operada en el Frank País, me pusieron dos prótesis, una seguida de otra, me advirtieron que era correr un riesgo muy alto, pero con ello volví a hacer una vida normal. En esa ocasión vine sin mi mamá, y aquí me dijeron: ‘estaremos a tu lado... no estarás sola’".
Indago por su vida posterior y expresa que cumplió un gran sueño: "me gradué en la universidad de Filología en idioma español y trabajo como maestra".
La joven ucraniana se refiere a los cubanos admirando que disfruten de la más grande riqueza, la espiritual, tienen un gran corazón, un alma enorme, mucho humanismo, que vale más que cualquier cosa.
Ahora, en esta tercera vez, vengo a compartir el éxito médico y humanitario del programa en su aniversario 17. "Acabo de cumplir los 26 años y, gracias a Cuba estoy entera", exclama con orgullo.

Etiquetas: